Siempre que se habla de prostitución se tiende, de forma natural, a generalizarla como un trabajo exclusivamente femenino. Es un prejuicio que, como tantos otros, está basado en una realidad palpable. De hecho, si tuviéramos datos realmente concretos sobre el ejercicio de este tipo de servicios, comprobaríamos que el 90% de los trabajadores del sexo son mujeres. Chicas que entregan sus cuerpos al placer de los hombres, que de hecho son la aplastante mayoría de clientes. Pero es verdad que las mujeres no son las únicas que se prostituyen, ni mucho menos. Tal vez en menor medida, pero con una presencia cada vez mayor en determinados sitios, la prostitución masculina también se está dejando ver con fuerza en estos últimos años. Hombres que también se entregan al placer con otros hombres, o que atienden a mujeres, usualmente maduras, que buscan una aventura sensual y diferente para salir de su rutina.
La prostitución masculina es una realidad que sigue estando ahí, presente y notoria, pero queda eclipsada por el poder de la parte femenina del sector. En una época en la que cada vez está más de moda hablar de minorías, los hombres que se prostituyen parecen querer quedar al margen de toda esa discusión. Su situación es muy especial, ya que pertenecen al “genero agraciado” pero a su vez no obtienen ventajas por su sexo. De hecho, la desigualdad con respecto a sus compañeras es bastante notoria, aunque tampoco es culpa de ellas. Si no se habla de prostitución masculina es por el doble sesgo de marginalidad que hay sobre este tema. Uno, por seguir siendo la prostitución un tabú, o al menos una condición poco aceptada aun a día de hoy. Dos, por ser los olvidados dentro de ese sector ya marginado de por sí. Son pocos los estudios que se han realizado acerca de la visión masculina desde dentro de la prostitución, pero hay algunas obras muy interesantes. Una de ellas es el libro La Difícil Vida Fácil, del sociólogo español Iván Zaro. En él encontramos testimonios reales de doce profesionales masculinos del sexo, cada uno con sus historias, sus opiniones y sus visiones sobre un trabajo que pocas veces se ve.
Un libro de Iván Zaro
La Difícil Vida Fácil es una obra de Ivan Zaro, destacado sociólogo que ha conseguido labrar una respetadísima carrera desde que terminó sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid. Activista LGTB y concienciado con el mundo de la prostitución, Zaro siempre mostró un gran interés por el trabajo sexual masculino, iniciando su andadura como profesional en la Fundación Triángulo. Esta asociación defiende los derechos de la comunidad LGTB en Madrid, y cuenta con una enorme red de colaboradores. Zaro desarrolló a finales de los 2000 el primer estudio sociológico sobre prostitución masculina en España, el germen de lo que sería su primer libro. La Difícil Vida Fácil apareció publicado en 2016, recogiendo testimonios de trabajadores sexuales y añadiéndole un prisma cercano y ameno, que permitía a cualquier lector entender esta realidad.
Doce testimonios de una realidad oculta
Como conocedor de la comunidad LGTB y experto en la sociología, Zaro se centró muy pronto en su interés por el mundo de la prostitución masculina. Dentro de este sector hay muchos chicos gais, también trans, pero igualmente hay hombres heterosexuales que no tienen ningún problema en entablar relaciones con otros hombres, siempre que haya dinero de por medio. Al contrario de lo que ocurre con las prostitutas femeninas, aquí la orientación sexual no es tan importante. Hay, eso sí, gigolós que solo realizan servicios para mujeres, pero lo habitual es que los chaperos tengan encuentros con otros hombres. Uno de los puntos fuertes del libro de Zaro es precisamente la variedad de testimonios que expone, dando buena cuenta de la diversidad de perfiles que podemos encontrar en este sector.
Son doce los testimonios que el autor decide incluir finalmente en su trabajo, realizando entrevistas a estos profesionales con una visión clara, alejada de prejuicios y muy certera. Cada profesional ofrece su propia experiencia en el sector, encontrándonos desde jóvenes que no han tenido muchas alternativas hasta hombres ya más maduros que no desean hacer otra cosa. Cada una de estas historias está enmarcada en el lugar donde estos profesionales suelen llevar a cabo sus servicios. Desde las habitaciones de los hoteles más exclusivos de la ciudad hasta las esquinas habituales de ciertas calles del centro. Pasando también por locales de ambiente, saunas gais, pisos gestionados por terceras personas… La visión en conjunto puede llegar a ser muy dura, pero Zaro no busca victimizar a sus protagonistas, simplemente les deja exponer sin tapujos su historia.
Prostitución masculina, aun más marginal
El libro de Zaro resulta especialmente reivindicativo en tanto que es el primero que se publica sobre este tema en España. La prostitución masculina siempre ha estado a la sombra de la prostitución femenina, ambas además cortadas por el inevitable sesgo del tabú sexual. No se habla de prostitución, como si fuera un problema que desaparecerá solo, por arte de magia. Cuando se trae a debate, sin embargo, las posturas son muy claras. La prostitución es tremendamente negativa, es explotación sexual y hay que acabar con ella. Sin embargo, los esfuerzos de muchos por regularizar o abolir esta práctica están quedando absolutamente en nada. La prostitución, también la masculina, lleva existiendo milenios, y parece que va a seguir aquí mientras haya un hombre dispuesto a pagar por tener sexo… o una mujer.
Las experiencias de los doce entrevistados en este libro son realmente reveladoras y nos dejan ver a las claras la situación que viven muchos hombres, de forma totalmente oculta. El estigma social de su condición queer supone otra carga más para una situación que en muchos casos se vuelve insostenible. La necesidad que lleva a algunos a ejercer este tipo de trabajos les obliga también a ser extremadamente cuidadosos con sus clientes. Nadie quiere quedar de putero, pero es aún peor descubrir que tal o cual empresario tan pudiente al final termina en la cama con un chico que cobra por sexo. Expuestos a las críticas y alejados de las reivindicaciones habituales del sector del trabajo sexual, estos chicos suelen sentirse muy solos.
La situación en España
Hoy por hoy encontramos prostitución masculina en prácticamente cualquier país del mundo. Sin embargo, España se lleva la palma dentro de las naciones europeas, siendo el líder indiscutible en lo que a pagar por sexo se refiere. El consumo de prostitución está muy extendido en el país ibérico, y eso también atañe al sector de la prostitución masculina. De hecho, en España trabajan no solo profesionales locales, sino también chicos llegados del Norte de África y de Latinoamérica, e incluso del este de Europa. Perfiles muy diferentes que terminan adaptándose a un sector que sigue en auge, pese a los esfuerzos de muchos por abolir este tipo de prácticas. Oculta, en los suburbios de la propia prostitución, la situación del trabajo sexual masculino sigue siendo un enigma para muchos.