Dani Umpi

En 2011, la popular banda norteamericana Maroon 5 lanzó uno de los sencillos más populares de su carrera, una canción muy marchosa que además contaba con la colaboración de Christina Aguilera. Se trataba de Move Like Jagger, un tema en el que se hacía referencia a la forma de moverse del cantante británico, líder de The Rolling Stones. La canción se convirtió en un éxito a nivel mundial, y hoy en día sigue sonando en las emisoras, demostrando dos cosas. Que Maroon 5 son muy buenos haciendo temas bailables, y que The Rolling Stones convierten en oro todo lo que tocan. Recientemente, la banda británica está celebrando su 60º aniversario con una gran gira mundial en la que siguen demostrando estar en plena forma. A punto de cumplir 80 años, Mick Jagger se sigue moviendo como nadie en el escenario, y el grupo continúa batiendo records y llenando estadios.

Una formación a través de la cual se podría contar la historia del siglo XX en su segunda mitad, que ha visto nacer y  morir multitud de bandas, mientras ellos se mantenían. Desde su rivalidad con The Beatles a los últimos años como una de las últimas bandas de estadio, no hay grupo que represente mejor el espíritu del rock and roll que los Rolling. Unos tipos que han sabido vivir de la manera en la que querían, probando de todo y traspasando todas las barreras, para continuar dando caña sobre el escenario con cerca de ochenta años. Una verdadera locura, que seguramente tardará en repetirse, porque una banda así surge solamente una vez cada siglo. The Rolling Stones siempre han estado abonados a la polémica, y de hecho, la han utilizado para conseguir llegar donde están. Porque las buenas canciones son necesarias para triunfar, pero no te lo puedes jugar todo a tener buenos temas. Hay que contar también con una buena imagen, y sobre todo en el rock, con mucha actitud. Y de eso, Jagger y los suyos van más que sobrados, como han ido demostrando a lo largo de estas décadas, simbolizando la parte más macarra y canalla del rock and roll.

Alrededor del arte y la cultura siempre ha habido numerosos debates que señalaban la necesidad de que las obras fueran algo más que puro entretenimiento. ¿Debe un director de cine pensar en llegar más allá de hacer reír a su audiencia cuando rueda una película? ¿Es necesario que cada obra que se cree lleve implícito un mensaje profundo, que se tarde horas, incluso días en digerir? La necesidad de canalizar nuestros deseos, nuestras emociones, a través del arte, suele derivar en obras muy complejas, que precisamente por eso pueden llegar a conectar con mucha gente diferente. Sin embargo, el arte comercial no deja de ser una industria, y eso significa que va a pasar por un filtro para conseguir los mayores beneficios. Así pues, el objetivo de profundizar en problemas más importantes, de lanzar mensajes de conciencia, puede quedar lastrado por la necesidad de ganar más dinero, sea cual sea el mensaje que lance.

La música es una de esas artes que nos acompañan constantemente. Cada día, en el coche, en el trabajo, cuando salimos a correr o hacemos ejercicio, en el bar donde nos tomamos la caña… Estamos rodeados de música a todas horas, pero en este siglo XXI hemos logrado una gran victoria: no depender de nadie para escuchar lo que queremos. Ya no tenemos que elegir la emisora menos mala de la radio para estar entretenidos. Con Spotify tenemos toda la música que hayamos podido soñar a nuestro alcance, para poder disfrutar de ella cuando queramos. Esa libertad, sin embargo, sigue pasando por el filtro de lo comercial, de lo que las productoras y discográficas quieren vender. Lanzarse en solitario es algo todavía complicado, aunque no imposible. Si ya cuentas con un nutrido grupo de seguidores y prefieres estar por tu cuenta, para tener el control absoluto de tu música, las cosas pueden salir bien. Zahara, la artista española de pop indie, siguió ese camino desde hacía años, lo que le ha permitido ser más consecuente con sus propias canciones. Una carrera sólida que vivió un auténtico terremoto social en el verano de 2021, cuando un cartel de su gira provocó la ira de cierto sector de la población.

Hay muchas bandas que han logrado hacer historia con su música, cambiando incluso el rumbo de la propia industria, atreviéndose a mostrar un potencial que hasta entonces ningún otro grupo había mostrado y convirtiéndose en influencia imprescindible para todos los que vengan detrás. Los Beatles son seguramente el mejor ejemplo, una banda que cambió para siempre la historia de la música popular, que lanzó innumerables canciones que son consideradas hoy por hoy como clásicos, alzándose además como el primer gran fenómeno fan a nivel global. Johm. Paul, George y Ringo grabaron su nombre en letras de oro en la historia de la Música gracias a discos como St Peppers Lonely Hearts Club Band, The Beatles o el inmenso Abbey Road, que ha pasado a la historia más por su icónica portada que por sus canciones, aunque sin lugar a dudas también está lleno de increíbles joyas musicales.

Corría el año 1969 y la banda ya no se encontraba precisamente en su mejor momento. Las rencillas y los egos ya habían tensionado mucho las relaciones entre los miembros de The Beatles, especialmente entre Paul y John, cabezas visibles del proyecto y autores de la mayoría de las canciones del grupo. Sin embargo, los cuatro entendieron que debían dejar de lado todo eso para grabar un disco que hiciera merecer su legado, seguramente el último, tal y como estaban yendo las cosas. Los Beatles decidieron aunar esfuerzos una vez más con su productor George Martin, que se encargó de sacar lo mejor de aquellos cuatro chicos de Liverpool a los que había visto crecer, y retornaron al estudio que había sido su casa casi desde el comienzo de su carrera, los EMI Studios en la hoy célebre Abbey Road, en Londres. Tanto les marcó aquella calle que decidieron titular el disco de esa manera, protagonizando una de las portadas más populares de la historia del pop, con los cuatro cruzando un paso de peatones. Pero Abbey Road es mucho más que esa portada, y aquí lo vamos a descubrir.

La música es una parte importantísima en la vida de muchos de nosotros, tanto es así que seguramente no sabríamos qué hacer si no fuera por ella. Disfrutar de nuestras canciones favoritas, de los temas que más nos gustan de esas bandas a las que les seguimos la pista desde hace tiempo, no solo nos permite conocer un arte que lleva siglos maravillando al mundo entero, sino también canalizar nuestras propias emociones a través de esas canciones, de la música, de la letra, de todo el conjunto del tema, que nos transmite algún sentimiento con el que podemos empatizar. La música es el vehículo de las emociones, siempre y cuando esté bien interpretada. Porque hay veces en las que la técnica importa, pero solo si está encaminada precisamente a la interpretación, a generar esa emoción en el oyente.

Es aquí donde está la diferencia entre interpretación musical y tocar cualquier instrumento, incluyendo la voz. Podemos tener un buen instrumento vocal, una voz bonita y dulce, y ser capaz de llegar a los tonos para emular perfectamente esa canción que hemos escuchado a nuestro artista favorito. Sin embargo, sin la interpretación adecuada, esa canción carece de sentido, de emotividad, y se quedará simplemente como un ejercicio de pura demostración de cualidades. No vale con tener una buena voz, hay que saber cómo utilizarla para provocar ese escalofrío en los oyentes. Y eso es justo lo que se consigue a través de la interpretación musical, una teoría que nos lleva a utilizar diferentes técnicas y herramientas para elevar esa canción mucho más allá.

El artista uruguayo Dani Umpi es uno de los creadores más versátiles y completos que podemos encontrar hoy en día en Latinoamérica. Músico, escritor y también artista plástico y visual, la creatividad y el genio de este porteño no han tenido límites, y en su trayectoria ha sabido romper las barreras de su arte para llevarlo siempre un paso más allá. Sus libros son un ejemplo perfecto de la nueva y vanguardista escritura uruguaya, y se han vendido en todo el continente y también en España. Pero la mayoría seguramente conozca a Umpi por su faceta como artista musical, que lleva desarrollando desde hace década y media, con varios lanzamientos y presentaciones en muchos países hispanohablantes.

El estilo desenfadado de Dani Umpi se refleja también en sus composiciones, con un pop muy kitsch y con reminescencias a los años 60 y 70, a grandes clásicos latinoamericanos pero también internacionales. Sus versiones han llamado mucho la atención, especialmente la que dedicó a la canción famosísima de José Luis Perales, ¿Y cómo es él? Sus discos suelen estar producidos de una manera independiente, y son sus conciertos los que han que todos se queden prendados de su música, por la valentía de Umpi a la hora de mezclar géneros como el pop y el rock con un estilo autóctono como el tropical. Sin barreras, sin límites, la música de Umpi se está volviendo muy popular y ya ha conquistado a grandes autores como Fito Paez o Andrés Calamaro.